La consulta por dolor precordial (“dolor de pecho”), tanto en consultorio como en áreas de emergencia es muy prevalente. Por el riesgo que puede implicar es importante determinar si el dolor es de origen coronario.
El dolor torácico de origen miocárdico (denominado ángor), tiene características especiales en localización duración y factores precipitantes.
En general se localiza en el pecho cerca del esternón pero puede percibirse desde el epigastrio (estómago), hasta la base del cuello o los dientes, brazos, muñecas y dedos. El malestar tiene características opresivas. Cuando es muy intenso, puede percibirse como sensación de “pata de elefante” en el tórax. También puede ser de tipo urente como ardor, acompañado o no de disnea (falta de aire), fatiga, estado nauseoso o sudoración.
La duración del dolor en cuadros coronarios agudos es mayor de 10 minutos. Los dolores que duran segundos o al contrario mas de 24hs son en general no cardíacos. La aparición del dolor puede suceder con un esfuerzo físico, una situación de estrés emocional o también en reposo.
El dolor torácico no coronario reúne otras características. En general puede comprometer sólo una porción del hemitorax derecho o izquierdo y durar horas o días. Suele ser puntiforme y se reproduce con la presión con el dedo. También se modifica (o calma), con la inspiración, tos, movimiento del segmento corporal afectado, deglución o ingesta.
Además se debe realizar un examen completo por el médico cardiólogo, evaluando factores de riesgo (edad, hipertensión arterial, diabetes, tabaquismo, dislipemia, antecedentes familiares), que aumentan la probabilidad de tener enfermedad coronaria.
En presencia de dolor precordial siempre se debe realizar un ECG para llegar al diagnóstico. Si el médico lo cree necesario se pueden realizar análisis de laboratorio para evaluar la presencia de marcadores de daño miocárdico.
Es importante la consulta precoz en presencia de dolor precordial para evaluar la posibilidad de un cuadro coronario agudo y de ser afirmativo permitir un tratamiento adecuado que va a mejorar la evolución y el pronóstico de su enfermedad.