Los beneficios de la actividad física y el ejercicio en la salud de la mujer son indiscutibles, ya lo han demostrado múltiples estudios científicos, en diversas condiciones médicas, incluidas la enfermedad cardiovascular y la muerte a corta edad. Estos beneficios de la actividad física, sobre los diferentes sistemas, metabólico, homeostático, inmune, hormonal, es aplicable a las diferentes etapas de la fisiología de la mujer (niñez a la ancianidad).
A pesar de esto, la incidencia de la inactividad física y sus consecuencias siguen siendo alarmantes en la mujer, gran parte de la población permanece en un estilo de vida sedentario, siendo el 4to factor de riesgo para la mortalidad global (3.2 millones de muerte/ año).
Las mujeres presentan niveles más bajos de actividad física y ejercicio en tiempo libre en relación al hombre, en cambio, el trabajo doméstico y cuidado infantil son más reportados por mujeres, lo que deja en evidencia que la mujer parece estar más tiempo ocupada pero con bajos niveles de actividad física ( solo el 40% de la población femenina cumple con los requisitos de 150 min de actividad física/semana).
Esto nos motiva a plantear estrategias que promuevan la actividad física en mujeres, lo que lo convierte en un desafío para los profesionales de la salud.
¿Por qué es importante que la mujer realice actividad física?
Las mujeres que pasan 12 hs o más sentadas, presentan un 68% más probabilidad de desarrollar Enfermedad cardiovascular, que aquellas que pasan menos de 4 hs/día. Asimismo, caminar 180 minutos/semana o 90 minutos de actividad vigorosa/semana tienen un 30-40% menor riesgo de cardiopatía isquémica que mujeres sedentarias.
El riesgo del sedentarismo no solo es en la enfermedad cardiovascular, sino también en los Accidentes carebrovascusculares isquémicos (ACV) (9-15% menor riesgo en mujeres con moderada actividad y 21-35% menos en aquellas que realizan alta exigencia).
El riesgo de cáncer de colon es el doble en mujeres que realizan menos de 5 horas/ semana de actividad física, como el cáncer de endometrio, ovario, pelvis y vejiga.
El cáncer de mama mostró una reducción del 25% en mujeres físicamente activas, independiente del estado menopáusico. Este efecto protector está mediado por la masa grasa. La adiposidad y la obesidad son factores de riesgo cardiovascular. En mujeres, un 25% casos de Enfermedad cardiovascular, es atribuible al exceso de peso y cada kilo de peso ganado aumenta el riesgo coronario un 3%, por tanto una vía por la cual la actividad física atenúa el riesgo cardiovascular, es a través de la regulación del peso corporal.
Otras vías por las cuales el ejercicio atenúa la enfermedad coronaria es por el control glucémico (prevención de diabetes) disminuye la presión sistólica y diastólica , controla los niveles de lípidos y mejora la función endotelial.
¿Cómo iniciar la actividad física?
Previo al inicio de la actividad física se realizará un chequeo cardiovascular, basado en la Historia clínica familiar y personal, examen físico y Electrocardiograma (se sumará otros estudios complementarios según criterio médico).
La principal recomendación será un inicio progresivo, combinando actividad física aeróbica y de esfuerzo, ya que el primero, mejora la capacidad cardiorrespiratoria y la segunda previene lesiones y ambas reducen la mortalidad.
Cualquier programa deberá cumplir entre 30-60 min ejercicio/diario, en la mayoría de los días de la semana, comenzando de forma lenta y progresiva. Caminar es la forma más fácil y segura de iniciar la actividad física.
Mujeres de la sociedad actual (mujeres multitarea) priorizan familia y trabajo, ante su salud, por esto deben ser especialmente motivada a prevenir la enfermedad cardiovascular, buscando el camino a través de la actividad física, de la mejor manera que pueda llevarlo a la práctica y sostenerlo en el tiempo (caminar al trabajo, preferir el uso de bicicleta, subir a la oficina por escaleras, identificar actividad que disfruta y realizarla, hacer actividad en grupo al aire libre).
