La menopausia (del griego mén, ‘mes’, ‘menstruo’ y pâusis ‘cesación’) es la época de la vida de una mujer en la cual deja de tener menstruaciones, a causa de la declinación de la función ovárica, motivada por el agotamiento o atresia folicular, lo cual provoca desaparición de la ovulación y de folículos ováricos, esto se asocia a la falta de producción de hormonas sexuales femeninas como los estrógenos y la progesterona. Por otro lado, los niveles de otras hormonas como el estradiol también son muy bajos. Suele ocurrir naturalmente, con mayor frecuencia después de los 45 años.
Una mujer llega a la menopausia cuando no tiene un período menstrual durante un año. Los cambios y los síntomas pueden empezar varios años antes. Éstos incluyen:
- Cambio en las menstruaciones: Más o menos duraderas, más o menos profusas, con más o menos tiempo entre los períodos
- Calores y/o sudoración nocturna
- Dificultad para dormir
- Sequedad vaginal
- Cambios de humor
- Dificultad para concentrarse
- Menos cabello y más vello facial
Con todos estos cambios hormonales, pueden agudizarse o aparecer una serie de factores de riesgo, principalmente para enfermedades crónicas (hipertensión arterial, diabetes, sindrome metabólico) o para enfermedades cardiovasculares (ECV). Se sabe que el 60% de las mujeres post menopáusicas padecen al menos una de ellas.
Las ECV son las principales causas de enfermedades y muerte en las mujeres despúes de los 50 años (más que el cáncer inclusive), lo cual podría estar relacionado con los cambios metabólicos que ocurren durante la transición de un estado pre a uno post menopáusico.
Generalmente la ECV comienza 10 años más tarde en las mujeres que en los hombres y es poco frecuente observar un infarto agudo del miocardio en el sexo femenino antes de los 50 años, lo que hace pensar que las mujeres premenopáusicas están protegidas para ECV, en comparación con hombres de la misma edad. A pesar de esto, aún existe controversia sobre la razón por la cual la menopausia incrementa el riesgo cardiovascular independiente de la otras variables sociodemográficas como la edad. La mayor relación se ha demostrado con las mujeres con
“menopausia precoz adquirida” (por ejemplo quirúrgicamente) .
Diversos estudios han evaluado la relación entre menopausia y ateroesclerosis (formación, depósito y acumulación de placa en las arterias), y demostrado que el 45% de las mujeres posmenopáusicas tienen engrosamiento de la carótida (arteria del cuello que lleva sangre al cerebro) con significado clínico, comparado con el 16% de las mujeres premenopáusicas; este engrosamiento ha mostrado ser un buen predictor de riesgo de ECV. Otras medidas como la determinación de ateroesclerosis en la aorta, la extensión de su calcificación y los depósitos de calcio en las arterias coronarias, también han mostrado mayores índices en mujeres posmenopáusicas.
Entre los factores de riesgo que inician en la menopausia, la obesidad central (abdominal) es uno de los fenómenos especialmente relacionado a la transición de la etapa pre a la postmenopausia, siendo un factor determinante para el Sindrome Metabólico (SM). La transición que experimenta la mujer durante la pre y postmenopausia, se asocia con la presentación o el desarrollo de características propias del SM, entre las que se encuentran además del aumento de la grasa central abdominal,
la alteración del perfil lipídico (grasas de la sangre), y resistencia a la insulina. Por esta razón, la prevalencia de SM se incrementa con la menopausia hasta en un 60%, y al mezclarse variables como la edad, sobrepeso, inactividad física entre otras se puede explicar parcialmente el incremento en la incidencia de ECV observado después de la menopausia.
Clínicamente, este cambio se ve reflejado, en una mayor incidencia de infarto agudo de miocardio, accidente cerebrovascular (ACV) y arritmias, así como su relación con mayor severidad de estas enfermedades cardiovasculares.
Ahora podríamos responder las preguntas iniciales, sabiendo que la menopausia y los cambios hormonales que en ella transcurren pueden ser un factor de riesgo más para enfermar del corazón, pero no el único.
Por lo tanto, nos preguntamos… ¿cómo podemos ayudar a nuestro corazón para atravesar la menopausia sin problemas?
- Mejorando el estilo de vida, para eliminar el resto de los factores de riesgo conocidos (tabaco, sedentarismo, sobrepeso, dietas pocos saludables, comidas con mucha sal, etc.).
- Tratando más cuidadosamente enfermedades crónicas y controlándolas adecuadamente y a tiempo (HTA, DBT, DISLIPIDEMIAS).
- Realizando actividad física diaria (recomendamos leer «Actividad física: ¿Cuál es la recomendada y en que intensidad?»).
- Concurriendo a los controles cardiológicos a partir de la premenopausia, para prevenir, que en este caso es curar nuestro corazón.